jueves, 23 de diciembre de 2010

Una ciudad ideal



De cuán difícil es imaginar una ciudad ideal


No me gustaría vivir en Norteamérica pero a veces sí.
No me gustaría vivir al aire libre pero a veces sí.
Me gustaría vivir en el quinto distrito pero a veces no
No me gustaría vivir en un torreón pero a veces sí
No me gustaría vivir con apremios monetarios pero a veces sí
Me gustaría vivir en Francia pero a veces no
Me gustaría vivir en el Ártico pero no demasiado tiempo
No me gustaría vivir en una aldehuela pero a veces sí
No me gustaría vivir en Isudún pero a veces sí
No me gustaría vivir en un junco pero a veces sí
No me gustaría vivir en una ciudad fortificada pero a veces sí
Me hubiera gustado ir a la Luna pero es un poco tarde
No me gustaría vivir en un monasterio pero a veces sí.
No me gustaría vivir en el Hotel Negresco pero a veces sí
No me gustaría vivir en Oriente pero a veces sí
Me gusta vivir en París pero a veces no
No me gustaría vivir en Québec pero a veces sí
No me gustaría vivir en un arrecife pero a veces sí
No me gustaría vivir en un submarino pero a veces sí
No me gustaría vivir en una torre pero a veces sí
No me gustaría vivir con Ursula Andress, pero a veces sí
Me gustaría vivir para llegar a viejo pero a veces no
Me gustaría vivir en Xanadú, pero no para siempre
No me gustaría vivir en el departamento de Yonne pero a veces sí
No me gustaría que viviéramos todos en Zanzíbar pero a veces sí

Georges Perec

martes, 21 de diciembre de 2010

Frases cortas, ideas, provocaciones...




Un clásico de la revista son las frases al pie de página.
Desde la primera edición (julio de 1998) hasta hoy, publicamos cerca de 2100 frases, siempre elegidas, siempre interesantes.
Les dejo las de la edición de diciembre.

He experimentado de todo, y aseguro que nada es mejor que estar en los brazos de alguien que amas.
John Lennon

La línea recta es el camino más corto entre dos puntos, pero no el más atractivo.
Mae West

Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.
Jorge Luis Borges

Cuanto más importante es una emoción, menos palabras hacen falta para expresarla.
Michael Straczynski

Más veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestras locuras que con nuestra seriedad.
Oscar Wilde

Un experto es una persona que ha cometido todos los errores que se pueden cometer en un determinado campo.
Niels Bohr

El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma.
Marcel Proust

Si no recibes críticas, probablemente es que no has tenido éxito.
Malcolm X

No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.
Jiddu Krishnamurti

El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira.
William Arthur Ward

Dios no es más que el espíritu humano proyectado al infinito.
Ludwig Andreas Feuerbach

El universo está hecho de historias, no de átomos.
Rukeyser

Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y banal.
Carlos Castaneda

Mi relación con la muerte sigue siendo la misma: me opongo terminantemente.
Woody Allen

El único amor consecuente, fiel, comprensivo, que todo lo perdona y que nos acompaña hasta la muerte es el amor propio.
Oscar Wilde

¿Por qué hay algo en lugar de nada?
Leibniz

El hombre tiene cuatro enemigos naturales: el miedo, la claridad, el poder y la vejez.
Carlos Castaneda

Cuanto más honradamente pienso, más profundamente me descomprendo. El saber es la inconsistencia del ignorar.
Fernando Pessoa

El tirano muere y su reino termina; el mártir muere y su reino comienza.
Kierkegaard

La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada.
Kierkegaard

La afinidad es el camino de los “sin recetas”




Notas para pensar la Casona de Flores
La afinidad es el camino de los “sin recetas”

Colectivos de la Casona de Flores
lacasonadeflores@gmail.com

El texto que a continuación presentamos es el producto del alegre y promisorio proceso de encuentro entre amigos de diversos colectivos estimulados por la posibilidad de gestionar conjuntamente una casa (que llamamos de forma provisoria “La casona de Flores”). Su redacción data de fines de 2009, cuando esa posibilidad de gestión colectiva era aún un horizonte incierto, una tirada de dados más en la timba de los proyectos. Hoy debería rescribirse. Desde aquel momento a esta parte, el proceso no ha cesado de abrirse a nuevos encuentros, a nuevas situaciones que nos ponen cara a cara con la multiplicidad de problemas y experiencias que surcan la ciudad, que surcan nuestras propias vidas. 
Somos muchos y distintos. Y tal pluralidad supone desafíos. ¿Cómo inventar el territorio común de esos encuentros? ¿Con qué reglas? ¿Con qué palabras? ¿Con qué imágenes? Los párrafos que siguen ensayan, justamente, algunas de esas imágenes-palabras. La de una intimidad pública, por ejemplo, como calidad de un vínculo que no se ajusta a una lógica del tipo público-estatal, pero que tampoco se explica con la cándida apelación al espacio privado; la de una provisoriedad como conjuro contra previsibles estabilizaciones empobrecedoras; la de una disposición constante a la apertura (constituida como una invitación a compartir aquello que no se deja aprehender como desierto a conquistar), a la discontinuidad (tiempo desbordado de la ciudad) y a la autonomía (en tanto capacidad de problematizar el mundo de acuerdo a nuestros propios modos, arbitrariedades y desobediencias).
Así, habitar una casa de prácticas colectivas, compartir deseos y proyectos, escribir estos textos, nos coloca en un lugar de experimentación institucional: se trata de delinear formas de gestión post-estatales que no impliquen un mero rechazo o negación de las instancias estatales, sino más bien, su problematización. Distancia, o virtuosa desconfianza, devienen así condiciones de una ética de la problematización y no prejuicio o sectarismo. Esta ética se propone fundar espacios sin miedo a los roces y a las diferentes texturas, atentos al estado de las lógicas que se entraman y al entramado de las lógicas que la habiten, en una temporalidad que no abandona su carácter “desigual y combinado”. Se trata, también, de resistir la banalización llevando a fondo la necesidad de apertura que exige este momento.
 
La Casa de Flores no es sino la excusa perfecta para experimentar nuevos encuentros, nuevas conexiones: las que siguen son algunas imágenes que ensayan delimitar un territorio común para esos encuentros.

Intimidad pública: Durante muchos años la esfera pública fue renuncia a la intimidad, y viceversa. Esta separación entre un mundo privado de los otros y el estado donde los otros sólo existen como separados no funciona para nosotros. ¿Cómo enhebrar un lugar para cada uno y para todos, abierto y cómodo; para personas, grupos y subgrupos? ¿Cómo elaborar un espacio hecho de convergencias y de roces, para la asamblea y el silencio: un espacio sutil, versátil, constructivo?  
Una “intimidad” (aquello que sentimos en lo más hondo) deviene pública (de y para todos) cuando advertimos que lo que experimentamos tiene una cara común que nos relaciona con los otros. Un desafío para muchas de las prácticas contemporáneas pasa –precisamente— por detectar y explotar esta dimensión común a partir de las vivencias que, por lo general, consideramos “privadas”: las pasiones y los afectos.
Si la política de la emancipación ha requerido innumerables veces de disciplinar estas verdades “individuales” para subordinarlas a una cierta idea instrumental de lo colectivo, muchas de las respuestas a tales “perversiones de lo político” han caído en experiencias tan pobres como aquellas, constituyendo grupos cerrados, escenas estrechamente terapéuticas, discursos aplanados sobre lo que se entiende como “autoayuda”.
Nos sentimos bien lejos de ambas formas: tanto de la que quiere diseñar lo humano como de aquella que lo asfixia en el discurso de lo hiper “personal”. Intentamos afirmar modalidades en las que lo individual y lo grupal se prolongan en lo común (y viceversa), a partir de identificar los puntos de convergencia y de divergencia entre afectos personales y colectivos. Ellos constituyen la materia de lo social y de lo político. La historia de los miedos, de las tristezas y de los amores recorre al mismo tiempo las historias personales como la calidad de las fuerzas colectivas.
Si el mercado capitalista hace “publicidad de lo íntimo” convirtiéndolo en mercancía, una “intimidad pública”, en cambio, se propone como un conjuro contra esa banalización de lo íntimo.

Provisoriedad: Se trata de forjar un nodo de prácticas (una institución) “por un tiempito”, capaz de alentar nuevos cruces y de hacer variar los roles, con apropiaciones y sin propiedades, con tiempo para el descanso y recursos contra las fijaciones. Una casa-provisoria (móvil, mutable), que trabaje durante un año, sin metas absolutas pero con objetivos parciales, en evaluación incesante, atenta tanto a los ensamblajes –productivos— como a las disoluciones. Este mismo carácter provisorio tiñe las palabras e imágenes que utilizamos para seguir pensando el proceso de la casa.
Cuando hablamos de provisoriedad exponemos una experiencia del tiempo. No se trata de confirmar lo efímero e inaprensible de la velocidad postmoderna, sino de habilitar un tiempo cíclico y una cierta noción de la duración. El ciclo —como las estaciones del año— implica que todo tiene su tiempo y que la decadencia no es muerte sin ser, al mismo tiempo, vida necesaria. Una cara del tiempo provisorio que proponemos consiste en una atención a estos ciclos que se registran en las historias personales y colectivas. “Armar y desarmar para volver a armar” puede representar, para buena parte de nuestra cultura moderna y progresivista, el prototipo de una práctica inútil y vacía, carente de objetivos y de metas. Para nosotros, sin embargo, implica un desplazamiento de perspectivas: hay tanta verdad en los momentos de construcción como en los de disolución, fase necesaria para que nueva posibilidades nazcan. Pero disolución no quiere decir aniquilación. El tiempo cíclico se enraíza en la duración: del mismo modo que el año ocurre a través de sus diferentes estaciones y de año a año ocurren cosas muy diversas, la atención a los ciclos —humanos, grupales, históricos— hace proceso.
Afirmamos lo provisorio, entonces, como forma de la duración también en protesta contra tantas otras formas que celebran el puro permanecer como, por ejemplo, el mero consumo, las apropiaciones canallas de los procesos comunes, la “kiosquización” de lo público,  las verdades comunes congeladas como dogmas (los kioscos de la razón), los vaciamientos de los espacios constituyentes, los peajes y la estratificación de los pequeños poderes.
La provisoriedad, como temporalidad, no abarca sólo un tramo finito de la existencia, sino que atraviesa y tiñe todos los procesos: las ideas, las palabras, las representaciones, los modos de ser. Pero acostumbrados a darle la espalda nos cuesta prestarle atención.  La idea de ciclo y duración juntas nos permiten pensar una provisoriedad continua.

Apertura: no necesitamos sólo un tiempo abierto (de continua provisoriedad), sino también espacios abiertos; lugares donde las dinámicas y las mezclas sean posibles y efectivas. Sitios de coexistencias, de invitaciones y, también, de creación de nuevas consistencias y construcciones. Cuando hablamos de abrir decimos, sobre todo, afirmar prácticas.
Para nosotros abrir no quiere decir indefinir. Tampoco aparentar una apertura que, en el fondo, está filtrada de antemano. La apertura es, al mismo tiempo, disposición al conflicto, a los roces, a la dificultad de tratar con los otros y  apuesta a la constitución de reglas propias y variables, provisorias y mutables, capaces de producir momentos de reciprocidad; constitución de un lenguaje compartido capaz de señalar los momentos de atoramiento, de cristalización o de agrietamiento.    
Pero reglas propias y lenguaje compartido no existen antes de hacer un camino juntos. La apertura es también proceso en otro sentido: surge de trayectorias de personas, grupos, movimientos y colectivos bien diferentes que convergen en la decisión de abrir un proceso nuevo, pero no fundacional. Nuevo, porque la casa es una nueva construcción; pero no fundacional porque la casa es una estación a la que llegamos con experiencias, memorias e hipótesis de trabajo.   

Procesos discontinuos: ¿Quién sabe de antemano cuál es el tiempo adecuado para los procesos en que somos afectados y el espacio apropiado para dejarnos marcas unos a otros?
Ya lo hemos escuchado todo sobre la crisis de los procesos. Su discontinuidad frustra el cumplimiento de las metas que los definen (crisis de la educación, crisis de la militancia, crisis moral, etc.). Esta frustración respecto de los grandes ideales nos enfrenta a procesos discontinuos, a esos momentos en los que lo real aparece como arma posible contra los poderes. Estos procesos exigen un trabajo mayor para relevarlos como tales y nos desafían a partir de objetivos parciales y concretos.

Sentido común de la disidencia: Hemos conocido conmociones, crisis, encapsulamientos, guetos, desolaciones y fiestas. Somos esquirlas de viejos estallidos, pero también piezas para nuevas conexiones. ¿Qué tenemos para compartir en la diferencia, renunciando a ideales homogeneizantes? ¿Cómo se tejen hoy, entre sí, las disidencias? ¿Cómo ofrecer espacios-tiempos para tales tramas?
Siempre nos hemos hecho estas preguntas y algunas veces hemos encontrado algunas respuestas. Hemos participado en procesos políticos, educativos, intelectuales, culturales y sociales de los más diversos, en donde la disidencia fue algunas veces vocación por la diferencia activa y, otras, decisión por el antagonismo abierto.
La disidencia se ha interrogado una y otra vez por las formas en que se erigen los poderes (poderes que hoy, como ayer, definen la realidad). ¿Cómo atacar la realidad? ¿Cómo practicar hoy —en tiempos de supuesta “normalidad” o de impasse— nuestras disidencias?

Inquietud en el impasse: Vivimos un impasse de innovación de los movimientos, del hacer libre desde abajo. Un impasse en el proceso continental de descolonización. Podemos atravesarlo desde la im-potencia (no-poder) o desde la in-quietud (¡no quedarse quieto!). El impasse nos deja sin llegar a puerto seguro, pero no nos impide crear nuevos puntos de encuentro.
No quedarse quietos no implica adherir a un mundo que nos invita/intima a “movernos” y a “participar” en los formatos preestablecidos del régimen de visibilidad mediática. La inquietud implica, sobre todo, un desplazamiento de los lugares sociales y de los roles que cada uno de nosotros tiene pre-asignados (consumidor, trabajador, víctima, ciudadano, luchador, educador, intelectual, artista). Un desplazarse en la desorientación que va prefigurando nuevas formas de lo colectivo,  aún —y sobre todo— cuando se sabe que no hay punto definido de antemano al que arribar. 

Autonomía: para afirmar que no estamos ya hechos, que necesitamos de nuestras capacidades para problematizar el mundo de acuerdo a nuestras situaciones. Necesitamos exponer nuestra arbitrariedad, nuestra sed, nuestra desobediencia, nuestros lados vulnerables y nuestras inadecuaciones para desplegar una inteligencia colectiva que posibilite nuevas conexiones, múltiples anudamientos.
Cuando decimos autonomía nos referimos a las resonancias entre problematización e inteligencia colectiva. Las prácticas —cuando están vivas— trabajan por problemas. Los problemas no son una negatividad de la que tengamos que prevenirnos o que tengamos que evitar o expulsar, sino un motor que interroga a todo aquello que vive. De esta manera, la autonomía (motor de las prácticas) es entendida como una permanente disposición a plantear problemas.
Y plantear problemas es, también, vencer el miedo: trabajar por problemas nos abre a los otros en tanto “compañeros de problematización”. Y nos ayuda a hablar en voz alta.
Decíamos que no se parte de cero. Siempre traemos nuestra mirada. Pero los problemas nuevos —que surgen porque los territorios en los que vivimos están vivos, y cambian, y nos sorprenden— desafían nuestra mirada: requieren nuevos criterios que surgen del modo de enfrentar estas interrogaciones. Así, cada quien es su mirada, pero es también (y mucho más) su disposición a crear criterios compartidos en torno a problemas concretos. De este modo, activamos la inteligencia colectiva, que no tiene nada que ver con pensar igual o parecido, sino con mezclar colores para producir nuevas visibilidades.

Politización: Casi como síntesis de varias de las imágenes esbozadas, politización nombra, al menos, tres procesos: el de problematización; el de activar la inteligencia colectiva; y el de la construcción de modos transversales en territorios vivos. Se llega, así, a una idea de lo político muy distinta de la habitual, incluso entre quienes quieren transformar la realidad.
Los tres procesos mencionados requieren de dos cosas: de confianza y de curiosidad. Hablamos de confianza como un proceso valioso y difícil. Valioso, porque nos quita de los microclimas y nos permite entrar en nuevas relaciones con otros y otras que, de otro modo, sólo son posibles en el mercado o en las instituciones que nos gobiernan. Pero nos damos cuenta de la complejidad de este encuentro dado que no disponemos, a priori, de un código común para lograrlo. Entonces, la confianza — que es un proceso y no algo ya logrado de una vez y para siempre— no es sino el intento de crear lo común sin código previo. Y depende siempre de ese esfuerzo compartido. Lo contrario de la confianza, entonces, no es la traición, sino un tipo de distracción que se desentiende, en cierto momento, de la exigencia de crear una lengua común.
Y hablamos de curiosidad para evitar las etiquetas propias y ajenas. Cuando aceptamos ingresar en el sistema general de etiquetas, comenzamos a funcionar según el régimen comunicativo del estereotipo, del estigma, de la jerarquía y, en general, de los modos más estandarizados de lo mediático. Se trata de una forma  elemental y abstracta de reconocernos en la ciudad. Dado que no podemos substraernos totalmente de esta dinámica por mera voluntad, podemos sí, al menos, ejercitar la curiosidad que lleva a la duda, a la re-pregunta, a la investigación, a fin de transformar una discusión entre etiquetados en diálogos que desclasifican.  

Vida y trabajo: hay consenso en que trabajando nos volvemos “sociales” (“legales”, “racionales”, “dignos”, “decentes”). Hoy, cuando trabajo y vida (vínculos, tiempos) se funden y confunden, nos surgen las preguntas: ¿sabemos distinguir “trabajo” de “servidumbres”? ¿Qué sucede hoy con el rechazo al trabajo? ¿Podemos proveer recursos conceptuales, instrumentales y económicos para hacernos esas preguntas con más fuerza, para perforar estas representaciones y producir enunciados singulares sobre estas cuestiones tan fundamentales?
El trabajo no es un tema más entre los mil temas de los que se charla. Nos interesa de un modo muy especial. En nuestro mundo actual el trabajo está en crisis. Hasta hace pocos años se dejaba a la gente sin trabajo. Hoy se buscan con desesperación formas de poner a la gente a trabajar. Miles de formas que suelen agruparse bajo la misma noción de trabajo. Pero, ¿qué implica llamar a todas estas diferentes prácticas trabajo? ¿Es igual la actividad libre que el trabajo servil? ¿Es realmente el salario la retribución que necesitamos por el valor social que producimos? ¿Qué formas sociales de existencia deseamos y preferimos?
Investigar el trabajo implica revisar los modos de organización social: desde la proliferación de nuevas formas de esclavitud (como los talleres textiles clandestinos articulados a las grandes marcas) hasta las tentativas de nuevas formas de gestión de la producción por parte de las fábricas recuperadas; desde las organizaciones y prácticas sindicales (nuevas y viejas) hasta las políticas sociales oficiales que intentan recrear cooperativas de trabajo; desde las economías informales (e ilegales) hasta las tentativas juveniles de rechazar el trabajo bajo patrón; desde la naturaleza del trabajo doméstico a la del trabajo social; desde el modo en que se articulan trabajo y racismo hasta la forma en que lo hacen trabajo y ley, trabajo y seguridad, trabajo y ciudad; desde el vínculo que se hace entre trabajo y educación a las formas del trabajo llamado intelectual, desde la precarización del trabajo a la precarización de la vida, etc. Así, investigar, en la práctica, la relación entre trabajo, producción de valor y vida implica afinar la atención a formas de organización, resistencias, replanteos y experimentación colectiva en curso.
Vida y trabajo se cruzan de muchas formas. La micro-empresa, el servilismo de masas y la guetificación son las tres posiciones existenciales que nos interesa cuestionar de forma activa: esta Casa –excusa perfecta– surge como una tentativa apta para intervenir en estas discusiones, configurando herramientas y armas, conceptos y recursos técnicos y políticos para modificar situaciones concretas.

Un repulgue en la ciudad: instituir otro punto de encuentro entre territorios desparejos de una enorme metrópoli de la que queremos escapar y a la que no podemos dejar de volver. Una ciudad como espacio productivo gobernado por la proliferación de todo tipo de fronteras y de jerarquías, núcleo de condensación de una economía infinita (formal e informal, legal e ilegal, tradicional e innovadora, en cooperación y en competencia, que se alimenta de la experiencia y de su ausencia, de la fortaleza y de la vulnerabilidad, de la noche y del día).  
La ciudad es el tejido complejo que produce gran parte del valor social. La política no es sino la reflexión de –y sobre– este tejido vivo. Por eso nos (pre)ocupa la multiplicación de fronteras (y jerarquías) y la constitución de verdaderos guetos y maneras diferentes de encierro en la ciudad. Nos interesan de modo muy particular las formas colectivas que instituyen prácticas y dinámicas de descolonización, des-guetificación y des-racialización.  

Visibilidad: todos somos visibles. Sea como víctimas o como portadores de demandas, como “peligrosos” o como “en peligro”, como cuerpos-estigmas o cuerpos marcas, o como “gente común”. Somos clichés, imágenes ya-hechas, palabras ya-dichas. A esta “visibilidad” le proponemos una substracción, una capacidad propia para crear nuevas formas de aparecer y decir. Problematizar la imagen y la voz: esas materias con las que se hacen los estereotipos. En la ciudad mediática, un espejo contra-hecho.  
Pero, ¿cómo transformar el régimen de visibilización? Si nos mostramos, lo confirmamos y si no, desaparecemos —dejándolo siempre intacto. Esta segunda opción, aún si nos resulta insuficiente, al menos evidencia que no todo lo que existe se ve y que lo que se ve no agota lo real.
Sin embargo, nos interesa más la idea de espejos contra-hechos, de imágenes que son reflejos deformados, inesperados, de lo que existe. Imágenes que no confirman, sino que –justamente– inquietan. ¿Qué imagen esperamos de una escuela, de una militancia, de un extranjero, de una noche, de un intelectual, de una conversación, de un barrio, de un trabajador? El espejo contra-hecho no refleja la realidad como lo intenta el régimen de la representación (y del “periodismo verdad”). El espejo contra-hecho inventa monstruos, fábulas, que, en su deformidad, nos enseñan algo más verdadero y más real sobre las fuerzas que atraviesan nuestros mundos. De allí la idea de una casa-espejo; casa expresiva, casa fabulante, casa esténcil.

Territorio: No hay un territorio natural para una casa como la nuestra. Está el barrio, claro, pero ¿existen aún vecinos en los barrios? La vecindad, otrora relación natural, es hoy, a lo sumo, algo a construir. Hay un territorio más amplio, el metropolitano, al que se le aplica el mismo razonamiento.
Más que un territorio natural, hay territorios vivos (y también los hay muertos); más que territorios físicos están aquellos que se disponen alrededor de un problema. Están los territorios que reconocemos a partir de señales, de signos, de llamados. Algunos ya han sido nombrados (fronteras, trabajo, educación, espacio mediático, etc.). La casa nace y tiende a reconocer distintos territorios y a fundar espacialidades.

Voz Política: necesitamos una voz diferente, desde las redes en las que nos reconocemos, una voz pensada y constituida a partir del entrecruce de prácticas. Lo político se nos aleja cuando se presenta como consigna y estructura, negocio y representación. Desplegar micropolíticas para afectar a los grandes poderes, desde nuestras preguntas, inquietudes y encuentros.  

Investigación: como “no-sabemos”, preguntamos. Se investiga en la universidad y el laboratorio, pero también en las luchas y en los amores, en la angustias y en el idioma, en las calles y en las artes, en las escuelas y entre amigos. Esta casa propone abrir un espacio-tiempo para que estas preguntas crezcan, en la fuga, la fabulación y la confabulación.
No es que no tengamos saberes. Sino que existen “saberes menores”. Saberes-resistentes, saberes que abren nuevas realidades –nuevo agujeros— en las representaciones que nos hacemos de nosotros mismos. Saberes idiomáticos, del cuerpo y la salud, de cuidados y atenciones, de tecnologías y oficios, de invitación y hospedaje, de educación y lucha. Estos saberes aumentan la potencia de nuestras prácticas.

Instituir (mas que institución): instituir como verbo, sin fijación ni articulación estatal, sino como pregunta en acto: ¿qué reglas nos instituyen y posibilitan lo común? ¿Quién las propone? ¿Bajo qué dinámicas podríamos elaborarlas? ¿Cómo se regla (y des-regla) una ciudad? ¿Y el trabajo? ¿Cómo queremos reglar nuestras prácticas? Y, también, ¿cómo sostenemos la casa?

Afinidad: No tenemos intereses asociados, ni semejanzas culturales, ni parecidos generacionales o sexuales, ni origen compartido, ni somos co-propietarios, ni somos con-nacionales o com-patriotas: experimentamos sencillamente afinidad.
La afinidad es el camino de los “sin recetas”. La afinidad elevada a su enésima potencia. Como sistema de simpatías anterior a toda opinión o identidad compartida. La afinidad como punto de partida que toma casi como un método  la problematización.

Implicación: la casa podrá tener infinidad de formas de funcionamiento, de existencias, de producción, pero habrá que establecer una premisa fundamental: la  no-delegación de las decisiones sobre los rumbos que vayamos marcando en cada momento, aunque eso suponga demoras y complicaciones.

(Publicado en Campo Grupal Nº 129 / diciembre de 2010)

lunes, 20 de diciembre de 2010

Encuentro de Teatro Espontáneo



IV Foro Latinoamericano de Teatro Espontáneo / Octubre 2011 / Sao Paulo - Brasil

¿Qué hacer con el teatro? Mi respuesta, si tengo que traducirla en palabras, es la siguiente: una isla flotante, una isla de libertad. Irrisoria, porque es un grano de arena en el torbellino de la historia y no cambia el mundo. Pero es sacra, porque nos cambia a nosotros.

Eugenio Barba

viernes, 17 de diciembre de 2010

Plazas encarceladas



(Esto escribí en mi muro del Facebook el 30 de noviembre)

Están enrejando una plaza más en la ciudad de Buenos Aires.
Esta vez le tocó a la de Villa del Parque, que misteriosamente se venía salvando de convertirse en cárcel…
Y quiero expresar algunos sentimientos o pensamientos si es que son dos cosas distintas, no se.
Nos estamos acostumbrando a un paisaje urbano cada vez mas deshumanizado. No voy a detenerme en este momento en la ambición sin límites que construye edificios donde sea y como sea, derribando casas, talando arboles y despreciando jardines y pulmones verdes.
Quiero hoy poner el foco en las plazas de todos, en los espacios verdes y recreativos de cada barrio, en esos lugares magníficos de encuentro, paseo, complicidad…
Nos estamos acostumbrando, decía, a atravesar puertas entre rejas para entrar, a horarios para su uso, a mirar mas allá a través de barrotes…Quien es dueño del espacio público? Como dejamos que nos arrebaten así nuestro paisaje en común?
Las teorías de la seguridad y del cuidado son solo máscaras para despreciar la autorganización ciudadana. Para quien es segura una plaza enrejada? Que se quiere evitar? A quien se culpabiliza por los riesgos en un espacio abierto?
Preguntas…
Toda esta movida tiene una metáfora privatizadora, una sujeción a los cuerpos, a su libre circulación y albedrío, una acusación a la noche y a sus devenires…
Subyace una filosofía de pasteurización de la vida, de "no pisar el pasto", de no jugar a la pelota, de no besarse bajo un árbol.
Es el triunfo de los guardianes, de los mediocres, de los pautados.
Luego vendrán mas mordazas, porque siempre van por mas, como pasa en muchos lugares de Chile por ejemplo, que ni siquiera dejan a grupos hacer música en el espacio público, o teatro, o…

Quiero plazas abiertas!
Quiero vidas circulando a placer!
Quiero ver el cielo sin filtros y mirar las veredas y a quienes circulan sin barrotes que nos separen!

Amigos, propongo que empecemos no permitiendo que nuestra imaginación acepte las rejas.
Quizás,, a partir de ahí, podamos hacer algo mas y colectivamente, para lograr que las retiren y que las plazas vuelvan a ser libres.
Porque de libertad se trata.
Y si no las retiran y si no escuchan…a poner manos a la obra.

martes, 14 de diciembre de 2010

Algunas preguntas sobre la ideología




¿La ideología esta en el lenguaje o fuera de el?

¿Es una virtud, la ideología? ¿Es una meta?
¿Es un discurso, un dialogo, una apuesta?

¿Cual es la ideología de los patos?
¿Que discuten mis tres gatos con mi perra?

¿Es mi publicidad, mi delatora, es una ofrenda?
¿Es mi signo casi humano o mi ceguera?

¿Voy con ella? ¿Va conmigo? ¿La llevo puesta?
¿Es una ropa, es una moda, es una técnica?

¿Le cree a mis palabras o las guia?
¿Me indica, me dirige o me corteja?

¿Seduce mis neuronas? ¿Desencadena mis síntomas?
¿O encasilla percepciones y las nombra?

¿Cada palabra tiene el peso de su estigma?
¿Cada frase me sepulta o me corona?

¿Si armo un discurso, una declaración o lleno un cheque,
ella sonríe entre la tinta y se distiende?

¿La llevo hasta en el semen?
¿La expulso con la mierda?
¿La lloro en cada lágrima?
¿La sudo con el fútbol?

¿Es conocida de mi vergüenza o es su enemiga?
¿Se mata con mi ética o la escuda?

¿Es mi utopía o mi falta de utopías?
¿Es mi ilusión o mi razón alucinada?

¿Comparte mis aciertos?
¿Combate mis bajezas? .

¿Reclama una mención entre mis novias?

¿Ella es hija de Dios o del Diablo? .
¿Ya leyó a Shakespeare y a Le Pera?

Ella no duda, desconfía.
No deja entrar, ella penetra.

Convence otras conciencias,
pero no vence con ellas.

Román Mazzilli

Una ronda, un fogón




(Transcribo el texto que publiqué en la edición Nº 102 de Campo Grupal -julio de 2008-, con motivo del décimo aniversario de la revista)

¿Quieren saber qué me impulsó hace diez años a llevar adelante el proyecto que luego terminó llamándose Campo Grupal? Ante todo mis necesidades de lector. El entusiasmo que las prácticas y teorías grupales y psicosociales habían despertado en mí. Ese impulso pedía mas leña para alimentar el fuego incipiente.
Pero, ¿nunca tuvieron la sensación de llegar al lugar indicado -una fiesta, supongamos- cuando ya están comenzando a levantar las mesas, a limpiar el piso y con los últimos invitados despidiéndose en la puerta? Eso sentía yo por aquel entonces. Parecía que lo mejor de las producciones grupales ya habían pasado, todos los libros ya habían sido escritos y las revistas del sector mostraban evidentes signos de agotamiento y cerraban, una a una, o espaciaban indefinidamente sus ediciones.
Por un tiempo me senté a esperar que apareciera una buena revista. Pensaba, confiado, que no podía ser que en un campo tan rico no surgiesen constantemente nuevas publicaciones. Alguna, seguramente, iba a saciar mi sed de lectura y mi curiosidad. "Por qué diablos no seguirá saliendo la revista Crisis", pensaba. Bueno. Todos, o casi, sabemos bien por qué.
Y seguí esperando.
Los que me conocen, sin embargo, saben que la espera no es uno de mis fuertes. Así que un día colgué prolijamente mis ilusiones en una percha, desentumecí las piernas que se me habían dormido mientras estaba sentado en la sala de espera y llamé a un grupo de amigos. Les propuse, sencillamente, que fuéramos nosotros los que hiciéramos la revista que queríamos leer.
Lo demás es historia conocida.
Como dije al principio yo buscaba leña para mantener encendido mi entusiasmo y por suerte encontré mucho más: encontré amigos, colaboradores, lectores, ideas, proyectos. Encontré compañía.
Y con leña y compañía, ya se sabe, se arman enseguida los fogones.
Y eso es Campo Grupal. Una ronda de encuentros y complicidades alrededor de cuanto fuego podamos armar.
¿O qué creían?

Román Mazzilli

Capusotto!



Diego Capusotto describe la realidad construida por los medios hegemónicos, los climas que crean, la "opinión pública"...
Ideal para estos días...

sábado, 11 de diciembre de 2010

Laboratorio

En la sociedad, como en la naturaleza, la podredumbre es el laboratorio de la vida.

Carlos Marx

viernes, 10 de diciembre de 2010

Pensamientos descalzos


Yo creo que en todo el cuerpo habitan pensamientos, aunque no todos vayan a la cabeza y se vistan de palabras. Yo sé que por el cuerpo andan pensamientos descalzos. Cuando los ojos parecen estar ausentes porque su mirada está perdida y porque la inteligencia se ha retirado de ellos por unos instantes y los ha dejado vacíos, y mientras los pensamientos de la cabeza deliberan a puerta cerrada, los pensamientos descalzos suben por el cuerpo y se instalan en los ojos. Desde allí buscan un objeto para clavarle la mirada y parecen víboras que hipnotizan pájaros.


Felisberto Hernández

jueves, 9 de diciembre de 2010

Apropiarse de las narraciones

Dejarle espacio



El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.

Italo Calvino "Las ciudades invisibles"

Mil palabras



yo escribo cuando espero
(y espero desde chico)
ya tengo mil palabras sobre un cuaderno.

yo espero cuando escribo
(y escribo desde muerto)
que venga, que no venga, que estalle y que lo vea.

román

Tu parte

Wikileks explicado por Julian Assange



Conferencia en TED de Julian Assange donde explica la necesidad de una plataforma como Wikileks (se pueden activar subtítulos en español)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Lennon



30 años sin John.
30 años con John.

Hoy nos vemos en la FLIA!



A 30 AÑOS DEL ASESINATO DE JOHN LENNON

16 Feria del libro independiente y (A)
16 FLIA - Capital

-8 de diciembre, de 11 a 23 hs.-


En el estacionamiento recuperado por los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales
Azcuénaga 933 - Entre Paraguay y M. T. de Alvear

no arme el arbolito
FLIA FLIA FLIA FLIA
ármese un librito
bien encolado y corregido
en el playón de sociales
suena divertido, a que sí.
FLIA FLIA FLIA FLIA

PROYECCIONES
CHARLAS
ARTES VISUALES
MUSICOS
POETAS
ESCRITORES
Y USTED

venite, sumate, restate, reíte, colaborá, no vengas, recomendá, inventá, liberate, hacé burbujas, revolucioná, comete un chapati, robate un libro y regalalo, tocale el culo a dios, abrí los ojos, cerralos, prendé la conciencia, rascate, lee, dibujá, tomalo con calma

--
>> F L I (A) <<
Feria del Libro Independiente y Alternativa, Autogestiva, Abierta, Autónoma, Amiga, , , , , , , ,
http://feriadellibroindependiente.blogspot.com/
http://www.flia.org.ar

Experiencia de creación colectiva



Cuatro Reinos
Experiencia multimedia de canto y movimiento espontáneo
Leo Vidoni / Santiago Mangudo Escalada / Germán Wernicke
Un espectáculo participativo para los sentidos.
Valor de la entrada: $ 20.-

Los esperamos este sábado 11 de diciembre a las 20 hs. para compartir un encuentro de creación colectiva!
En "Comunidad Siete Palmeras" San Lorenzo 2240, Olivos (y Caseros. A siete cuadras de Av. Maipú)
El lugar donde se va a realizar el evento es maravilloso. Los invito a conocer el centro cultural donde estaremos el sábado viendo fotos y videos de otras actividades que allí se hacen aqui:
http://www.comunidadsietepalmeras.com/_imagenes_y_videos.html

La Casona de Flores




La Casona de Flores es territorio común y excusa perfecta para ensayar nuevas conexiones; hebras para la constitución de una experiencia política bien distante de aquella que se sostiene en la consigna y la estructura, en el negocio y la representación. Un nuevo punto de partida surge de la trama de las prácticas y los encuentros transversales a partir de entender la metrópoli como fábrica de modos de vida. Micropolíticas, sí, pero no como refugio y aislamiento, sino como investigación activa sobre las vías para crear nuevas libertades en todas las escalas en que se despliega la existencia en común. Autonomía, sí, pero no como doctrina, sino como ensayo de modos de existencia capaces de convertir el malestar cotidiano en inquietud compartida. No sabemos cuáles sean los límites de estas preguntas cuando colocamos nuestra propia existencia como fuente de nuevos desvíos. Nos proponemos, eso sí, averiguarlo…
http://casonadeflores.blogspot.com/

Todas la ediciones de Campo Grupal



...para bajar a tu pc, imprimir o leer en línea.
Gratis, abierta, para todos!

martes, 7 de diciembre de 2010

Tanta maravilla















Por último


Haber dejado una moneda de fuego en la mano de otro,

haber atado ciertos hilos de amor y resplandor,

haber perdido algo

al salir de la casa vacía.


Haber estado, haber acompañado,

haber estado complicado con el viento que siempre tiene razón,

con la tierra y el agua y con la hierba que siempre tienen razón.


No haber cumplido años lejos de sí mismo,

no importa si de rodillas o en medio del pantano pero cerca de sí,

o entre asuntos pendientes o torcidos desde el comienzo,

pero masticados con tus dientes.


No importa ser un objeto más o menos clasificable despreciable por los que deciden,

no importa ser superado, masacrado, tergiversado, desmentido,

con todo eso se hace la verdad.


No importa ser interrumpido

si estás al pie del árbol gigante en el día sin fin,

al pie del árbol de piedras preciosas del sueño que sólo pertenece a los hombres,

y si has podido hablar con esas piedras

y acompañar hasta su casa a alguien

en un momento duro de la noche (y vivía tan lejos).


No importa que no haya solución para nadie ni perdón para nadie,

ni si al fin estás solo en las salinas de la madrugada

haciendo todo lo posible para que salga el sol,

para que esos rostros queridos no se hundan en los rápidos de la nada

que acecha tanta maravilla.


Raul Gustavo Aguirre

Aristimuño en la Casona de Humahuaca


Lisandro Aristimuño tocando en la puerta de La Casona de Humahuaca el sábado 4 de diciembre de 2010. Filmado por Julieta.

Cosas de las tribus

inventar un territorio.
habitarlo.
estar presente.

crear y recrear rituales
como despertarse cada mañana,
saludar, agradecer,
cantar una canción para que el sol levante
y otra para recibir la noche.

la mixtura de palabras, imágenes, sonidos y silencios
harán lo suyo por aquí.

lo haremos.

somos manada, tribu, grupo, comunidad.

román